Los sofás ¿cómo saber que estamos frente a la pieza perfecta?

Las fábricas de sofás y las fábricas de sillones cada día buscan la manera de innovar para ganar terreno dentro de un mercado que se vuelve más competitivo con el pasar del tiempo.

Las ventas de sillones se basan en los modelos, en la durabilidad y el confort que las piezas puedan traer a casa. Es por eso que los diseñadores se esmeran en ofrecer productos de mayor calidad.

¿Pero qué hace a los sillones especiales? Las fábricas de sofás o de sillones individuales no siempre te darán todas las respuestas, por lo que es conveniente considerar lo siguiente para estar seguro.

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El tamaño de nuestro sofá es uno de los aspectos que lo hará conveniente o de plano un elemento de obstrucción en nuestro hogar. En la venta de sofás o sillones debes ir con las medidas claras para que no haya errores.

Otros aspectos como el uso que le darás al mueble son importantes porque te ayudará a sopesar todas las alternativas. Los que van en una sala o estudio pueden ser grandes pero para una cocina o jardín deben ser medianos.

Si vives en una casa pequeña, los de materiales más livianos te ayudarán a incorporar un balance más “sano” al entorno, además de que serán mucho más fáciles de mover, manejar, entre otros.

Los respaldos que tengan entre 85 y 90 centímetros de diámetro son los más perfectos para la comodidad que buscas. Por otro lado, los modelos en forma de L son los que mayor cantidad de espacio te harán ganar.

No importa si estamos frente a sillones económicos, la comodidad es uno de los puntos más relevantes a la hora de seleccionar la pieza ideal. Y aunque muchas fábricas de sofás de piel los hacen suaves y cómodos, debes probarlos.

Si bien en algunos sillones modernos no están en la exhibición para que las personas se sienten sobre ellos, deberían exigir una prueba rápida y desprovista de posibles accidentes (zapatos sucios, comida, etc).

Si tus caderas no se hunden sobre los cojines cuando te sientas y tus rodillas no quedan demasiado inclinadas hacia atrás, entonces estamos frente a la alternativa perfecta y debe ser el que lleves contigo.

Cuando lo anterior ocurre pero al contrario, y te es casi imposible levantarte del sillón, entonces es necesario que deseches la opción y busques una nueva. No te enfoques en cómo luce el producto sino que te funcione.

Otra prueba rápida que puedas intentar es sentarte sobre el mueble, reclinarte y observar si tus pies quedan a la altura del suelo, tus codos se ajustan a los soportes de los lados y tu espalda queda recta sobre el apoyo trasero.

Es vital que tu cuerpo se quede fijo en esa posición porque estamos garantizando la higiene postural. Asimismo, estamos frente a una opción que no nos hará sentir dolores ni achaques.

Los sofás a precios de fábrica  están listos para ser usados y sus costos pueden ser menores. Sin embargo, no siempre son convenientes por sus estructuras.

Y este punto sí que se convierte en uno de los más importantes porque si la estructura del sofá es débil o de mala calidad, estaremos frente a una mala inversión. De nuevo, hay que verificar qué compramos.

Los hechos con bases de madera son los más económicos pero no conviene utilizarlos demasiado porque tienden a debilitarse rápidamente. Si los compras, procura que sean más de uso decorativo que para sentarse o acostarse.

En muchas tiendas venden los sofás que están hechos de estructuras de metal en forma de zigzag con las patas incorporadas a toda la pieza. Si pensamos en durabilidad, este es el camino a transitar para que la inversión no pierda enseguida.

Las tapicerías y las telas utilizadas son otro punto de cuidado. No te dejes llevar por lo bonito fino por lo funcional, en este caso, las telas que sean capaces de transpirar, además de que sean fáciles de lavar o limpiar.

Hay tapizados de algodón, nylon o poliéster que son ideales para estas estructuras, porque son resistentes, flexibles y se pueden asear de una forma bastante sencilla sin dañar las superficies.

 

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