Cuando se es madre por primera vez surgen muchas inquietudes en torno a todo aquello que deberá realizarse para el cuidado del bebé así como de los artículos que este utilizará, es por ello que al momento de comprar la ropa tanto para el como para la cama se deben tener consideraciones.
Los niños, en especial los de más corta edad son sensibles a cualquier daño, esta sensibilidad también se refleja en sus pieles y en lo suaves que son. Por ello cuando se desea comprar ropa para el bebé se debe tener siempre presente.
Los tejidos que vayan a entrar en contacto con el bebé deben ser de muy buena calidad y de textura suave, es por ello que la ropa de cama infantil también debe ser elaborada en telas con tejidos delicados aunque también deben poseer buena ventilación.
El material más apropiado para este tipo de prendas es el algodón, en primer lugar este es un material altamente resistente además que por ser fibra natural no generará irritaciones en la piel sensible de los bebés.
Otra ventaja del algodón es que este proporciona los niveles de ventilación apropiados, es decir, no son demasiado calurosos ni tampoco permite el paso del aire frío con facilidad. Por otro lado un aspecto también relevante es la imagen de las sábanas.
Comercialmente la ropa de cama infantil posee dibujos o temáticas que son del atractivo de los infantes, este es un aspecto importante en las sabanas ya que aunque no lo parezca lo ideal es que los niños vean en su cama un lugar de descanso de su agrado.
La ropa de cama también debe ser de alta resistencia, se trata de un tejido que estará expuestos al uso por parte de niños y por lo general los niños tienden a maltratarlos, por lo que estos deben ser capaces de desmancharse y soportar la tensión.
Algunos fabricantes se han aventurado en la producción de tejidos con fibras textiles enlazadas con las fibras de algodón, e incluso aplicando recubrimientos una vez el tejido es teñido pero estas sabanas deben ser evaluadas para evitar que causen daño en la piel del niño.
Como padres no se trata de permitir que los niños hagan de su cama lo que mejor les parezca, sino de crear un espacio de descanso que además de atraer a los niños también les transmita sensaciones de relajación y descanso.